A partir de las experiencias anteriormente relatadas, Mendel desarrolló sus tres leyes de la herencia, cuya veracidad sigue hoy en día vigente. El éxito en la formulación de sus leyes se debió al enfoque del problema, pues sometió una hipótesis a experimentos lógicos y minuciosos y eligió solamente características hereditarias con variantes bien definidas. Además no se quedó con un solo resultado, sino que experimentó con varias generaciones y caracteres. Cabe recalcar que Mendel llevó a cabo un sistema matemático (característica del método científico) para analizar los resultados, siendo esto una innovación para el campo de la biología.
La primera ley de Mendel, también llamada: Ley de la uniformidad de los híbridos de la primera generación, o simplemente Ley de la Uniformidad, dicta que, al cruzar dos variedades de una especie de raza pura, cada uno de los híbridos de la primera generación tendrá caracteres determinados similares en su fenotipo. Esto se debe a que las razas puras tienen un gen dominante o un gen recesivo. El genotipo dominante será entonces el que determine la característica o características principales de la primera generación del cruce, pero al mismo tiempo, también serán similares fenotípicamente entre sí, es decir, entre cada individuo de la primera generación.
Primer experimento (P)
La segunda ley de Mendel, también conocida como la Ley de la Segregación, dictamina que al cruzar dos razas puras, los caracteres recesivos quedan ocultos en la descendencia, pero luego reaparecen en la segunda generación en proporción 1:3 respecto a los caracteres dominantes.
Primer experimento (F1)
La tercera ley de Mendel, o ley de la transmisión independiente, establece que diferentes rasgos son heredados independientemente unos de otros, no existe relación entre ellos, por lo tanto el patrón de herencia de un rasgo no afectara al patrón de herencia de otros.
Último experimento
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